Carta
Si uno se pasea por el centro de Barcelona, en pocos minutos, se encontrará con más de una asociación para fumadores, es decir, centros en los que se vende y se consume cannabis. Este es un reflejo más de la constante hipocresía e inconsistencia que muestra el gobierno frente al consumo de cannabis.
Es una tarea cada vez más difícil pasear por la calle sin impregnarse los pulmones de marihuana: ya sea cruzando la plaza del Macba o pasando delante de una asociación cannábica mal ventilada que desprende olor a metros de distancia. Sea cual sea la legislación, sólo pido que esta se cumpla correctamente. Si se implementa la legalización, que marquen pautas claras respecto al consumo de marihuana.
En Amsterdam está formalmente prohibido fumar en las calles, y los espacios que acogen a fumadores disponen de una ventilación correcta. Y si se mantiene la ilegalización, sólo pido respeto y consistencia: ¿qué lógica tiene permitir la apertura de asociaciones que promueven el consumo de sustancias ilícitas? y ¿por qué ser tan laxos con la penalización de los fumadores en la calle? Haciendo las cosas a medias no sale ganando nadie.
CatFAC
Después de leer la carta de la Señora Alison Moss Ferrer del día 28 de setiembre, desde la CatFAC – Federació d’Associacions Cannàbiques de Catalunya, queríamos escribir para decir que estamos de acuerdo: Haciendo las coses a medias no sale ganando nadie.
Desafortunadamente, cómo bien se indica en su texto, esto es fruto de la hipocresía y la inconsistencia. El problema de la convivencia entre la comunidad vecinal y las personas consumidoras de cannabis, es otro más en la larga lista de dificultades que conlleva la prohibición. Y mirar hacia otro lado no ayuda en absoluto ni a unas ni a otras.
El objetivo de nuestra lucha es una regulación justa, integral y contemporánea, que nos traiga a todas las personas una normalización, una convivencia de derechos y libertades. Para la persona consumidora y para quien no lo es. Para las Asociaciones Cannábicas y la usuaria final. También queremos unas pautas claras y que la ambigüedad desaparezca. Desde las Asociaciones Cannábicas hemos diseñado un sistema de distribución colectiva que persigue la seguridad, el respeto a los derechos individuales y la lucha contra el mercado ilícito. Somos un movimiento social, sin ánimo de lucro que persigue transformar la sociedad y hacerla más justa y libre, de la mano del resto de la sociedad.
Por todo esto, trabajamos y solicitamos una regulación dónde se contemple la dispensación, el transporte, el funcionamiento de la sede social, la seguridad e información del consumo, la sostenibilidad ecológica y un largo etcétera… Eso sí: con unos ingredientes imprescindibles: la coherencia, la justicia social y sobretodo mucho dialogo y mucho respeto.