Una ley permitirá el consumo de cannabis con fines medicinales en el estado de Nueva York a partir de 2016, pero el tratamiento sería inaccesible para los pacientes de bajos ingresos, advierten organizaciones de activistas de Estados Unidos.
En un foro público celebrado el martes 3 en el barrio del Bronx de Manhattan, los neoyorquinos plantearon su preocupación por las restricciones de la iniciativa legislativa que, además de limitar el acceso a esos pacientes, solo permitiría la aplicación del tratamiento con marihuana a un número limitado de enfermedades.
“El Departamento de Salud puede crear incentivos para la industria”, señaló Julie Netherland, de la Drug Policy Alliance (DPA), una organización con sede en Estados Unidos que rechaza las políticas prohibicionistas de las drogas y que trabajó con los legisladores durante las negociaciones de la ley.
“Una de las cosas que podrían considerar en los criterios para la selección de empresas que produzcan las cepas” de marihuana medicinal “sería su plan de apoyo a los pacientes de bajos ingresos”, sugirió Netherland.
La ley fue aprobada en julio de 2014, pero recién comenzaría a aplicarse en el estado del noreste estadounidense en enero de 2016, casi dos décadas después de que el cannabis medicinal fuera adoptada legalmente por primera vez en Estados Unidos en el occidental estado de California, en 1996.
Hasta ahora, 23 estados y el Distrito de Columbia legalizaron el cannabis para uso médico, mientras que Alaska, Colorado, Oregon y Washington permiten su consumo con fines recreativos.
En su forma actual, la norma de Nueva York faculta el tratamiento solo para 10 enfermedades: cáncer, VIH/sida, esclerosis lateral amiotrófica, parkinson, esclerosis múltiple, lesión de la médula espinal con espasticidad, epilepsia, inflamación intestinal crónica, neuropatía y mal de Huntington.
El comisionado de Salud de Nueva York, Howard Zucker, tiene la potestad de incluir en el tratamiento propuesto a la cantidad de enfermedades que considere oportunas.
Para aprobar la ley, los legisladores se vieron obligados a reducir drásticamente los criterios para permitir el tratamiento, según la DPA.
En el proyecto de ley original, el médico encargado recetaría la marihuana según su propio criterio. Pero en el curso de las negociaciones su aplicación se redujo a 25 enfermedades, y en los últimos días antes de la aprobación de la norma se limitó apenas a 10.
Las personas con ansiedad, trastorno de estrés postraumático y artritis reumatoide no cumplen los requisitos para recibir el tratamiento.
“Tengo cáncer de próstata en etapa cuatro, así que tengo acceso, pero trato de ampliar ese acceso para aquellos que no están incluidos”, dijo Bill Gilson, presidente de la rama neoyorquina de Veteranos por la Paz, una organización de excombatientes que abogan por una cultura alternativa a la guerra.
“Me preocupan los veteranos con estrés postraumático, víctimas del Agente Naranja, con lesión cerebral traumática a raíz de artefactos explosivos improvisados y con secuelas por la intoxicación con uranio empobrecido”, explicó.
“El Departamento de Salud tiene que ampliar los criterios” para recibir el tratamiento, afirmó.
La ley no incluye requisito alguno para que los seguros médicos abarquen la marihuana medicinal, lo cual plantea la inquietud de que el tratamiento sería inaccesible a la población de bajos ingresos.
La ley tampoco permite que los pacientes fumen la sustancia, por lo que deberían inhalarla mediante vaporizadores de costo variable. Quienes reciban el tratamiento también deberán abonar una tasa de inscripción para obtener un carné de identificación.
La DPA pidió al Departamento de Salud que les exija a las empresas que desean producir el cannabis un plan de apoyo a las personas con ingresos bajos que necesiten el tratamiento.
Otra opción sería que el gobierno del estado utilice parte del dinero fiscal para apoyar a los necesitados. Medicaid, el seguro médico del gobierno de Estados Unidos para la gente más vulnerable, no incluirá la marihuana médica dentro de su cobertura.
En el foro público del martes 3 también se criticó la pequeña escala del programa propuesto. Solo habrá cinco empresas productoras de cannabis y 20 dispensarios que la expidan en todo el estado, que tiene una población aproximada de 20 millones de habitantes.
“Eso es insuficiente para satisfacer la demanda de los pacientes. También, geográficamente, tener solo 20 dispensarios en un estado de 140.000 kilómetros cuadrados no alcanza”, aseguró Netherland, de la DPA.
Para muchos, la norma es un paso hacia la legalización plena de la marihuana en el estado. “Estoy entusiasmado, pero hay muchas limitaciones que tenemos que encarar. Veo esta legislación como un paso hacia la imposición tributaria y la regulación”, declaró Mark Levine, concejal de Nueva York.
Las limitaciones también abarcan al método de consumo del cannabis, ya que no se podrá fumar y solo se permitirá en la forma de aceites y extractos.
“Lo emocionante es que la marihuana medicinal ayudará a las personas con quienes trabajo. Algunas con enfermedad mental tienen síntomas muy angustiantes, por ejemplo, oyen voces o sufren de ansiedad”, explicó Helen Redmond, una asistente social de la organización Acceso Comunitario.
“La marihuana reduce la ansiedad que sienten y puede aumentar la sensación de bienestar. Es una cosa hermosa. Hay pocos efectos secundarios”, sostuvo.
“La tasa de inscripción es problemática. Así como la producción de aceites y extractos cuesta más que la planta y la gente no puede pagarlos. ¡Hay tantos habitantes en Nueva York que están en el nivel de pobreza o por debajo! La vida de las personas que necesitan medicina es importante”, subrayó Redmond.
Edición de Kitty Stapp / Traducción de Álvaro Queiruga