El tema de la cannabis está muy polarizado y con la cinta quiero que los enfermos de cáncer puedan tomar elecciones más informadas, dice el director George Wilkis.
En el verano de 2012, el documentalista fílmico George Wilkins estaba en la tienda de artículos de salud de un amigo cuando entró un cliente con aspecto de estar muy enfermo. “Se acercó al mostrador y pidió aceite de mariguana para ayudar a tratar su cáncer de pulmón”, explica el cineasta de 29 años, originario de la ciudad inglesa de Hull.
“Cuando le pregunté, resultó que confundía el aceite de mariguana con el aceite de cannabis. De todos modos, pensé, ¿para qué lo quería? Así que cuando llegué a casa me puse a investigar y encontré evidencias científicas convincentes acerca de los enormes beneficios del aceite de cannabis para pacientes de cáncer. Entre tanto, la salud del tipo que fue a la tienda tuvo significativa mejoría en apenas un mes de tomarlo.”
Wilkins, director de una productora fílmica, no tardó en percibir una oportunidad de hacer un documental y, dos años y medio después, Project Storm acaba de ser lanzado en YouTube. Financiado mediante coperacha de simpatizantes, el filme, que sigue las historias de seis pacientes de cáncer del Reino Unido (dos niños entre ellos) que son tratados con aceite de cannabis, es polémico, pero es visto como una gran noticia por una comunidad de rápido crecimiento que quiere promover este enfoque, más integrado a la oncología.
Aceite medicinal
El aceite de cannabis, que requiere una etapa extra de preparación una vez que la planta se ha cosechado, está hecho básicamente de cannabinoides como el CBD (cannabidiol) y el sicoactivo THC (tetrahidrocannabinol), las sustancias químicas activas presentes en la planta que causan la “elevación” que buscan los usuarios recreativos. El aceite ya forma parte de la fórmulación del fármaco Sativex, basado en la cannabis y usado en el tratamiento de la esclerosis múltiple, y ahora hay un número creciente de investigaciones científicas que sugieren que también posee propiedades anticancerígenas que ayudan a impedir el crecimiento de tumores malignos. Los aceites más destacados son los llamados 1:1, que contienen cantidades iguales de THC y CBD, y que al combinarse resultan más efectivos. El CBD también tiene el beneficio adicional de moderar los efectos sicoactivos del THC.
“No digo que el aceite de cannabis sea un milagro”, advierte Wilkins, y explica que los seis pacientes a los que el documental da seguimiento tienen entre 3 y 75 años de edad y son tratados por diversos cánceres, como de próstata, glioma (cerebro), intestino y GBM (glioblastoma), común en la infancia. “Tampoco sugiero que las personas deban suspender tratamientos más convencionales. De hecho, mi único objetivo en el filme es desinflar la hipérbole. Después de todo, si se considera que el tema está muy polarizado y que quienes gritan más fuerte llenan Internet con sus opiniones, eso significa que a los pacientes de cáncer que quieren hacer una elección en verdad informada les resulta casi imposible hacerlo. Yo quise tratar de suplir esa carencia”.
Es cierto que la película menciona algunos de los límites de la investigación actual e ilustra algunos aspectos negativos del aceite de cannabis (por ejemplo, efectos laterales como la ansiedad, así como los problemas que causan charlatanes que venden aceite de oliva como si fuera de cannabis). Además, no oculta que los resultados de los seis pacientes no son todos positivos. Pero ¿sería exagerado considerar objetiva esta cinta, cuando el propio Wilkins respondió a la pregunta “¿Se puso en contacto con organismos como Cancer Researchi UK?” con un “¿Por qué había de hacerlo?” Cancer Research UK, explica, afirma que no hay evidencia suficiente para demostrar que los cannabinoides son efectivos contra el cáncer, mientras que él querría que los legalizaran. Además, Wilkins eligió YouTube sobre otros canales, entre ellos la BBC, “porque querían que cambiara la perspectiva que tomé”.
Gran influencia
Existe una segunda razón, añade. “No querían que me concentrara tanto en Jeff Ditchfield, a causa de sus convicciones pasadas. Pero Jeff es la persona clave en todo este movimiento.”
De hecho, como fundador en 2002 de la organización Bud Buddies –que suministró cannabis sin costo a personas enfermas y discapacitadas– y conferencista regular sobre las propiedades médicas de la cannabis ante el Real Colegio de Médicos y estudiantes de último año de farmacología en la Universidad John Moores de Liverpool, Ditchfield es reconocido como una figura de gran influencia en el desarrollo de la cannabis medicinal en Gran Bretaña.
Durante cinco años, Ditchfield operó una cafetería de cannabis en Rhyl, en el norte de Gales, que, pese a estar bajo vigilancia constante y haber sido sujeta a seis cateos policiacos, se volvió parte esencial de la comunidad local. Pero en 2007 se mudó a España, donde Bud Buddies recibe hoy día apoyo y patrocinio de empresas de la industria de la cannabis, y obtiene fondos con la venta de libros y semillas. “Escogí España porque, a diferencia del Reino Unido, suministrar cannabis allá sólo es ilegal si se obtiene algún lucro”, señala Ditchfield, quien puso a Wilkins en contacto con los seis pacientes del documental. “España tiene una actitud más abierta hacia la investigación con la cannabis para usos médicos.”
Algo que complicó la empresa de Wilkins fue que algunos científicos que han hecho adelantos en estas investigaciones se negaron a relacionarse con la cinta. El doctor Wai Liu, de la Universidad de St George, en Londres, cuya investigación sugiere que los cannabinoides poseen propiedades anticancerígenas que ayudan a impedir el crecimiento de tumores malignos, dijo a The Independent que él fue uno de ellos.
“Existen muchos indicios de que la cannabis puede funcionar con pacientes de cáncer, pero por ahora no hay todavía una prueba firme en humanos“, señala. “No quise verme asociado con un filme cuando no podía estar seguro de que este panorama se presentaría de forma imparcial.”
La doctora Emma Smith, funcionaria de información científica en Cancer Research UK, comparte esa preocupación. “No he visto la película, pero seguir a seis pacientes de ese modo es algo puramente anecdótico. Tal vez quienes sobrevivieron lo habrían hecho aun sin tomar aceite de cannabis. También me preocupa que los beneficios potenciales de la cannabis en el tratamiento del cáncer se presenten en forma exagerada, que se preste a distorsiones. Además, el cannabis es ilegal y podría interferir con otros tratamientos. Por último, la mayor parte de la investigación que se ha hecho a la fecha es con células cancerosas cultivadas en laboratorio o en ratones”.
Mayor investigación
Ello no quiere decir que el cannabis no tenga una función en el futuro, aclara. “Pero por ahora necesitamos aún pruebas para estar seguros de que tiene algún efecto y, de ser así, en cuáles tipos de cáncer, y en qué dosis en conjunción con otros tratamientos”.
Estas pruebas no pueden llevarse a cabo tan rápido, según cree Peter McCormick, conferenciante en biología celular en la Escuela de Farmacología de la Universidad de Anglia del Este, quien en meses anteriores descubrió que el THC podía ayudar a combatir el crecimiento de células cancerosas. “Existen cientos de reportes y me preocupa que los descarten como anomalías o intentos de personas que quieren impulsar las drogas recreativas hacia un marco legal. La realidad es que hay montones de casos en los que los cannabinoides parecen lograr algo, y nuestro estudio es una nueva evidencia más de que se necesita mayor investigación.”
Wilkins espera que, en el peor de los casos, el documental ofrezca a los pacientes de cáncer un cuadro más completo del que han tenido hasta ahora, y que sirva de catalizador de lo que todos coinciden en que es un debate muy necesario.
Video completo en Ingles, aquí
© The Independent