El tiempo de cambio político que nos está tocando vivir en España tiene una faceta, alejada de los focos, que no deja de servir para mostrar las diferencias entre las agendas de los partidos políticos y es el tan traído y llevado asunto de la legalización de la marihuana.
La situación actual nace en 1992, con la llamada Ley Corcuera (o también Ley de la Patada en la Puerta) con la que se despenalizó la tenencia de droga para consumo propio y el consumo en lugares públicos. Al amparo de esa regulación pasaron a ser normales y legales el que unos amigos se fumaran un porro en una banco en una plaza o el que cualquiera pudiera llevar “una china” de hachís para su propio consumo en el bolsillo. De las protestas iniciales se pasó a la total aceptación social.
En los últimos años, sin embargo, se han producido movimientos que pretenden abrir más el abanico en el consumo de determinadas sustancias, especialmente de la marihuana y que se han centrado en tres tipos de sujetos.
De un lado, las asociaciones favorables al uso terapéutico del cannabis que ven cómo los afectados por algunos tipos de cáncer y determinadas enfermedades degenerativas encuentran alivio a sus padecimientos en el consumo de cannabis.
Por otro lado, los clubes de fumadores de marihuana que bajo diversas normativas locales o autonómicas se constituyen para proveer a sus miembros de un espacio en el que consumir la planta y también facilitársela entre ellos. Se puede apreciar la delicada línea que separa en este caso a la economía colaborativa de la ilegalidad ¿hasta dónde es compra conjunta de marihuana o se trata de tráfico?
Por último, están proliferando las tiendas donde se facilitan los elementos para que cualquiera pueda iniciarse en el cultivo para uso propio de la marihuana. No se trata de un procedimiento sencillo y requiere materiales y técnicas que pueden adquirirse en tiendas online dedicadas en exclusiva a las semillas y los materiales necesarios para este cultivo (o grow shop, como se les conoce en su ambiente)
Más de 20 años ha durado esa regulación hasta que el actual Gobierno presidido por Mariano Rajoy ha introducido algunas modificaciones que endurecen la regulación sobre la materia pero se han quedado por el camino los aspectos más polémicos que iban en la dirección de volver a criminalizar el consumo de todo tipo de sustancias estupefacientes o alucinógenas. La ley endurece las sanciones por consumo, posesión y cultivo de forma considerable, triplicando la multa mínima (300 €) por tenencia de estupefacientes en la vía pública, prohibiendo el cultivo doméstico en sitios visibles y no permitiendo la posibilidad de presentarse a un programa de rehabilitación en sustitución a la multa.
Los argumentos sobre las ventajas de la legalización o los inconvenientes del consumo son de sobra conocidos. Ahora está por ver qué opciones toman los partidos políticos sobre este tema de cara a las próximas elecciones generales.
¿Se va a legalizar el consumo y la producción? ¿Se aplicarán impuestos a la producción? ¿Se insistirá en la prohibición y la represión? Los líderes políticos tienen en estos meses que vienen una magnífica oportunidad para expresar su opinión al respecto o pasar de puntillas sobre el tema. Estaremos encantados de escucharles.
Fuente: Lukor