El consumo de cannabis no es una adicción, sino una elección que cada persona hace para mejorar su bienestar aunque no siempre sea consciente de tomar una decisión terapéutica, según el activista y propietario del principal dispensador medicinal de marihuana de EEUU, Steve DeAngelo.
Hace 80 años que el movimiento antiProhicionista anglosajón se topo con el Gobierno federal prohibió el uso de cannabis, y lo hizo ilegal, reconfigurar el cannabis dé algo que sana a algo que embriaga. La imagen pública del cannabis se transformo de un ingrediente exótico usado en los medicamentos patentados, a una sustancia embriagadora cuyo uso necesariamente conduciría a la corrupción y al Libertinaje. Es irónico que desde entonces que las generaciones sucesivas de consumidores de cannabis han avanzado, sin darse cuenta del Paradigma prohibicionista del cannabis como sustancia que embriaga.
La amenaza de una sociedad embriagada, que perdería su ventaja competitiva por culpa de una cultura hedonista, autoindulgente, fue usada con mucho éxito por grupos Prohibicionista para justificar la criminalización. La elección personal de embriagarse fue transformada en una amenaza para la sociedad entera. El movimiento Cannábico empezó a darse cuenta de que necesitaba ofrecer a la Sociedad algo más que otro forma de embriagarse, si queríamos cambiar la opinión de los detractores.
En vez del llamamiento para legalizar del Cannabis con fines recreativos, el movimiento debería abogar por un acceso total de los adultos al cannabis con fines de salud y bienestar. No hay nada malo en la idea de los derechos individuales. De hecho, la Oportunidad de defender las ideas fue una de las cosas que me atrajo a miles de activista, Sin embargo, resulto ser una estrategia ineficaz.
El movimiento Cannábico se encuentra de nuevo en la encrucijada entre el bienestar y la embriaguez.
Si el movimiento de reforma cannábica empieza a poner énfasis en el derecho de embriagarse, en su expresión pública en la legalización del Cannabis con fines recreativos, debemos esperar que los detractores van a usar los mismos planteamientos sobre el hedonismo y la decadencia social que resultaron tan eficaces en los años 80. Mantendrán que no es solo un asunto de derechos individuales, si no que el efecto agregado de tantas personas que se embriaguen todo el tiempo constituye una amenaza a la sociedad en si. Combatirán nuestro planteamiento sobre los beneficios de un aumento de ingresos y una reducción de gasto policial ilegal con la postura que todos esos beneficios son pocos en comparación con el impacto económico de un hedonismo desenfrenado. Sería una inocencia exagerada por nuestra parte pensar que tal postura ya no encontrara un eco en el público.
El uso recreativo, o la embriaguez como un derecho individual, esta razonado en que el cannabis medicinal deja a la mayoría de usuarios sin amparo legal, y que por lo tanto el movimiento debería abogar por la legalización del cannabis con propósitos recreativos. La legalización de la Marihuana con fines recreativos regala una jugada fácil a los prohibicionistas, que se vuelven locos por pintar a los usuarios de cannabis como Hedonista decadentes. Y en este momento, en este lugar, la estrategia de legalización no solo está equivocada si no que es peligrosa. Nuestros oponentes, ilusionados y llenos de energía, recibirán la munición necesaria para cargar nuevamente las armas que utilizaron con tanta eficacia.
Otros alzan la voz para reenfocar el énfasis del movimiento del cannabis como medicamento. La medicina occidental está basada en un patrón acerca de la salud humana que se enfoca en la “enfermedad”. Según este patrón, el cuerpo humanos se parece mucho a una maquina, y los médicos son los mecánicos. El cuerpo o funciona bien, o esta averiado. Si esta “averiado” se lleva al médico y el interviene casi siempre con fármacos o cirugía, y el cuerpo vuelve a funcionar. Hasta que vuelve a suceder, y el ciclo comienza otra vez.
Este es un patrón demasiados mecánico y Simplista. Sabemos que en vez de estar enfermo o sano, él ser humano funciona en una escala de salud y que las técnicas holísticas como la dieta, el ejercicio, el yoga, la meditación y las terapias herbales son igualmente eficientes en mejorar y conservar la salud humana, que las técnicas intervencionistas como los fármacos y la cirugías. En el patrón Occidental de la “enfermedad” el cannabis se ve como un agente paliativo, y se reserva solo para los pacientes muy enfermos. Se ve como un tratamiento de última instancia por su “potencial alto para el abuso”, uno que se usa solamente cuando las demás terapias y sustancias no han dado resultado. Hacen caso omiso de los descubrimientos recientes acerca de las propiedades curativas y preventivas del Cannabis.
El patrón del “bienestar” entiende que el cannabis es una sustancia muy segura y con una eficacia generalizada, capaz de prevenir y sanar enfermedades, además de aliviar los síntomas inmediatos. Se entiende como un tratamiento de primera opción, más asequible desde el punto de vista económico, y con menos efectos secundarios que los fármacos menos eficaces.
Él Patrón del bienestar reconoce el sistema endocannabinoide como un descubrimiento medico clave. Algunos pacientes usan el cannabis para mitigar efectos secundarios de quimioterapia o radiación, o paliar los ataques de la parálisis cerebral o los tremores de la esclerosis. Otros pacientes a lo mejor lo utilizan para reducir el estrés o la ansiedad, aumentar el apetito, su libido o su creatividad. Pero todos lo usan para mantener o mejorar su estado de Salud.
A pesar de las pruebas contundentes de que el cannabis es una sustancia segura y eficaz que apoya la salud y el bienestar, tanto los prohibicionistas como los que lo quieren legalizar se aferran a la idea de que la mayoría de los que usan cannabis están motivados por el hedonismo, por el deseo de embriaguez.
La promoción de esta idea por los prohibicionistas, que disfrutan de mucho éxito al definir el cannabis como sustancia embriagadora, es comprensible. Es mas difícil entender por qué algunos de los proponentes del cannabis quieren regresar una estrategia perdedora, justo en el momento que nuestro movimiento está al borde del éxito.
En vez de situar el cannabis recreativo en contra del cannabis medicinal, mis compañeros activistas podrían darse cuenta de que promover el recreo es uno de los beneficios de la salud y el bienestar proporcionado por el cannabis. En vez del llamamiento para legalizar la marihuana con fines recreativos, el movimiento cannábico debería abogar por acceso total de los adultos al cannabis con fines de salud y bienestar. El eje de esta estrategia debe ser la defensa de los derechos tradicionales de los médicos y pacientes para tomar decisiones médicas, sin la interferencia de políticos no calificados o burócratas. El movimiento de reforma cannábica debería insistir que los médicos puedan recetar Cannabis con Normalidad, y se respecte el derecho de tomar sus propias decisiones médicas.
Puede que pronto la Sociedad esté lista para aprobar la idea que el cannabis es tan seguro que las personas adultas deberían tener el poder para tomar sus propias decisiones de salud y bienestar, incluyendo el uso del cannabis, igual que con algunas sustancias más peligrosas como la aspirina.
El camino del bienestar ha producido el periodo más largo y exitoso en la historia del movimiento disfruta del apoyo del público y tiene el respaldo resonante de la ciencia. Ha generado nuevos sistemas de reparto del cannabis legal y una ola gigantesca de impulso que está adquiriendo más velocidad cada día, y proporciona a nuestros aliados políticos una manera defendible de apoyar la reforma cannábica legal.
La existencia de este debate estratégico señala la madurez del movimiento Cannábico, que ya es bastante grande para incluir mucha diversidad de opinión. Eso sí que es bueno y saludable. Recordemos siempre que aunque se tomen caminos diferentes, todos caminamos hacia la misma meta. Juntos, llegaremos.