Antes de que Colorado se convirtiera en el primer estado de Estados Unidos en permitir el uso de marihuana para fines recreativos, sus partidarios alardeaban que la legalización elevaría sustancialmente la recaudación de impuestos. Sus detractores, en cambio, advertían que la legislación podría traer consecuencias sociales dramáticas.
Poco más de un año después del experimento del estado de autorizar la venta de marihuana a adultos de 21 años o más, ninguna de las predicciones ha resultado ser totalmente acertada. Hasta el momento, la marihuana no ha sido la bendición ni la maldición que muchos auguraban, lo que ofrece lecciones para otros gobiernos que consideran legalizarla.
La oficina del gobernador de Colorado, John Hickenlooper, estimó en febrero de 2014 que el estado recaudaría cerca de US$ 100 millones en ingresos por impuestos de marihuana recreativa en el año fiscal que empezó en julio pasado. Sin embargo, las ventas han sido inferiores a las previstas, en parte debido a una tasa impositiva de 25% que los expertos dicen ha llevado a los potenciales usuarios hacia la marihuana medicinal, que es más barata.
El 22 de diciembre, los economistas del estado redujeron su propia proyección del dinero que generarían las ventas de marihuana recreativa en el año fiscal, de US$ 67 millones a US$ 58,7 millones.
“Fue una estimación fundamentada, debido a que se trataba de un producto prohibido a nivel federal”, dice Larson Silbaugh, economista senior del Consejo Legislativo de Colorado.
Mientras tanto, temores de que la legalización provocaría un salto en el uso de drogas por parte de los adolescentes tampoco se manifestaron. Menos estudiantes de secundaria indicaron haber consumido marihuana en 2013 que en 2011, según un sondeo publicado en agosto por el Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Colorado.
Después de que en 2012 los votantes de Colorado aprobaron una medida emblemática que legalizó la marihuana, en 2013 se volvió legal para adultos poseer y cultivar la droga, aunque las ventas minoristas no empezaron hasta principios de 2014.
“Todas las preocupaciones que había acerca de los chicos y aumentos en el consumo, ninguna se ha materializado”, señala Christian Sederberg, socio de Vicente Sederberg LLC, un bufete de abogados de Denver que representa a la industria de la marihuana.
Washington se convirtió en el segundo estado en permitir las ventas de esta droga para uso recreativo a mediados del año pasado, y Oregón y Alaska aprobaron medidas que la legalizaban en noviembre. Los activistas están abogando por la legalización en otros estados, entre ellos California, donde esperan someterlo a votación general en 2016.