Ann Fordham es la directora ejecutiva del Consorcio Internacional sobre Política de Drogas (International Drug Policy Consortium, IDPC), una red de 108 organizaciones y profesionales de todo el mundo dedicados a la reforma de la política actual sobre drogas.
¿Cuáles son las principales consecuencias del actual régimen prohibicionista?
Las políticas de drogas prohibicionistas se basan en la suposición de que la amenaza del castigo disuadirá a las personas de usar drogas o involucrarse en el narcotráfico. Tras medio siglo de régimen de control de drogas altamente punitivo (al que se han adherido casi todos los gobiernos del mundo), es evidente que esta suposición tiene graves deficiencias. Las drogas ilícitas son más accesibles que nunca, y su demanda se ha mantenido alta. En lugar de tener impacto reduciendo el mercado de drogas, las políticas punitivas han dado lugar a graves consecuencias negativas. Estas incluyen penas extremadamente desproporcionadas por delitos de drogas. Al querer los gobiernos parecer “duros con las drogas”, en muchos países de América Latina las condenas por tráfico de drogas son mayores que para una violación o un asalto a mano armada.
Es especialista en derechos humanos: ¿por qué es importante centrar la reforma de la política sobre drogas en los derechos humanos?
Debido a que las personas que consumen drogas son tratadas como criminales, son estigmatizadas y se les niegan los servicios básicos de atención a la salud, se les niega el acceso a agujas y jeringas que impidan la transmisión del vih. Esto es una negación de su derecho a la salud, un derecho humano básico. Ésta es sólo una de las áreas en las que la aplicación del régimen de control de drogas actual ha dado lugar a la violación de derechos, pero hay múltiples cuestiones. Malas políticas y mal concebidas están creando graves violaciones de derechos. Por eso abogamos por políticas de drogas basadas firmemente en los principios de los derechos humanos.
¿Cómo podría aplicarse la reducción de daños a las políticas sobre el cannabis en un contexto prohibicionista?
Hablando de paradigmas… En el 2016 tendrá lugar una nueva Sesión Especial de Naciones Unidas sobre Drogas. ¿Cree que habrá alguna oportunidad para cambiarlo?
La UNGASS en el 2016 será un momento importante para que los gobiernos reflexionen sobre su enfoque en relación con el control de drogas y para considerar tanto los fracasos como las consecuencias negativas de la guerra contra las drogas. El IDPC está trabajando duro para involucrar a nuestros miembros y aliados en el proceso de la UNGASS y apoyándoles para encontrar maneras de interaccionar con sus funcionarios de gobierno para influir en sus posiciones. Sin embargo, tenemos que ser realistas al respecto. Es poco probable que la pared de la prohibición se venga abajo en el 2016. También es probable que en el 2016 muchos más estados de Estados Unidos sigan el ejemplo de Washington y Colorado y se creen mercados de cannabis legalizados a nivel estatal.
Los experimentos de reforma son realmente importantes para destacar que el cannabis está clasificado incorrectamente. La posición del cannabis dentro del sistema de fiscalización internacional de drogas tendrá que ser resuelta. En el ámbito de la ONU, el cannabis está clasificado tan estrictamente como la heroína, y se considera que prácticamente no tiene ningún valor terapéutico.
A medida que más jurisdicciones se unan a Uruguay y a las iniciativas estatales en Estado Unidos, el impulso para la revisión del control de cannabis aumentará. Lo que estamos viendo con el cannabis es una tendencia irreversible. Este asunto no va a desaparecer ahora, y los gobiernos tendrán que empezar a prestar atención y mirar hacia su regulación.
Por Cáñamo
Texto: Virginia Montañés