Desasosiego, inquietud y una cierta sacudida emocional. Justo las sensaciones opuestas que experimentan al fumar cannabis. Ese estado de desazón es el que impera entre los miembros de las asociaciones cannábicas de Barcelona una vez conocidos los planes del consistorio para regular la actividad del sector. La intención de no permitir estos clubs a menos de 150 metros de espacios públicos y privados con uso habitual por parte de menores, que se saldará con el cierre de un centenar de los 123 locales de la ciudad según las estimaciones municipales, indigna a las entidades, que coinciden en catalogar los planes como «desproporcionados» y una «injusta criminalización del sector».
Desde la Federación de asociaciones Cannàbicas de Catalunya (CatFAC), su portavoz, Jaume Xaus, apuntan a una estrategia de -propagando electoralista y moralista- que –no aborda con realismo la necesidad de regular la actividad de los “clubs”-. G sierra, coordinadora de Fedcac, coincide: – se acercan elecciones y Xavier Trias ha querido su titular– . Sierra muestra su sorpresa por una iniciativa –que no soluciona nada-. –No se aplican criterios de salud, ni de seguridad, ni respetan los derechos de los ciudadanos de estas asociaciones-,aduce.
Impacto
Desde su exilio en Cornellà, D Oriol Mora (C.THC), observa las consecuencias de la iniciativa. El suyo fue uno de los clubs que no supero la campaña de inspecciones que aplico el consistorio Barcelonés el verano pasado y opto por instalarse en el Baix Llobregat. Hoy se alegra tras comprobar –el doble rasero- de Barcelona. – ¿Por qué se aplican distancias de al menos 150 metros a recintos frecuentados por menores para los clubs Cannábicos y no para Bares, Pubs o afters hours? ¿Cuántos bares hay junto al patio de un colegio? ¿ acaso el alcohol es una droga más blanda que el Cannabis?, espeta.
El plan que hará público hoy el ayuntamiento impacta a las asociaciones por lo imprevisto de una decisión que – no tiene en cuenta el trabajo que se desarrolla en el consejo sobre Drogodependencia de la Diputación de Barcelona-, expone Jaume Xaus. Allí están representados los clubs, salut, entidades del tercer sector y representantes Políticos . Se trabaja en un –modelo de autorregulación- con normas consensuadas que concilian los derechos de sus socios con los de los vecinos, explica Xaus. Y subraya que las asociaciones impulsan un código de buena conducta que preserva la salud de los trabajadores, alejados de la zona de humos o el veto de fumar en la calle.
Prácticas que persiguen reforzar la seguridad jurídica de los clubs y sus socios, y evita que estos –deban acudir al mercado negro- donde se pierden la garantías de salubridad y calidad de las sustancias. O Mora subraya que el consumo no bajara y que los usuarios se verán “desplazados” y deberán volver al “trapicheo y las mafias”. –Además existe el riesgo de que se creen monopolios– añade Fedcac. –Me gustaría saber cuánto ha aumentado el tráfico de drogas desde que cerraron los clubs- dice Mora.
La portavoz de Fedcac tampoco entiende que se aplique el mismo criterio para todos los barrios – de una ciudad con tantas diferencia-.Todos coinciden en cuestionar que la –estrategia de Trias – se salde con más votos, puesto que creen que la mayoría de la sociedad avala una regulación, no un cierre. Y confían en el apoyo de la mayoría de la oposición, y en la posibilidad de prosperen sus recursos administrativos o hipotéticas demandas judiciales.
Info: El periodico