Fumarse un porro en casa es legal. Tener dos plantas de marihuana en casa también es legal (si son para autoconsumo), pero el resto de cuestiones que rodean al cannabis están penalizadas. Agarrándose a ese resquicio normativo, y moviéndose en tierra de nadie, nacen y se mueven los clubes de cannabis, entidades legalmente registradas, sin ánimo de lucro, y constituidas por mayores de edad para producir y distribuir cannabis y sus derivados.
En ese terreno pantanoso se mueve también Acalma, un club cannábico de Vitoria que cuenta con 460 socios. Su objetivo es promover un debate social sobre la regulación del consumo, comercio y cultivo del cannabis y ofrecer a sus socios la posibilidad de consumir marihuana sin tener que recurrir al mercado negro. Los socios del club “tienen la seguridad de que el producto no está adulterado y evitan además acudir al mercado negro”, tal y como nos cuenta Patricio Carballo, responsable de la asociación ACALMA.
Aunque la mayoría de los socios son lúdicos, en Aclama también hay socios medicinales, personas que recurren al cannabis y sus derivados para calmar dolores o para poder conciliar el sueño. Es el caso de David que fue sometido a una artredosis, una intervención quirúrgica por la cual se fijan dos piezas óseas anclando una articulación mediante tornillos. En su caso fue la solución a la falta de dos discos en la espalda, pero tras la operación sufre intensos dolores. “Fumándome un porro evito tomar las siete pastillas para quitar el dolor que me dan los médicos, y es más efectivo”, nos explica.
Acalma promueve todo tipo de actividades al margen de las cannábicas; desde cursos de euskera hasta excursiones. Se invita a los socios a que compartan con el resto de miembros de club sus aficiones o destrezas. Es lo que ha hecho José, socio del club y enfermero que trabaja en el ámbito de la salud mental. “Está clara la asociación que hay entre el consumo de cannabis y la enfermedad mental, pero también hay consumidores crónicos que no desarrollan patologías y que tienen un buen ajuste socio-laboral”, nos cuenta. José ha analizado los consumos y el perfil de algunos de los socios del club y ha llegado a conclusiones interesantes: “aunque la muestra no es representativa, lo cierto es que los usuarios de cánnabis tienen una mayor tasa de empleo y de emancipación que la población vasca de su misma edad”.
El Gobierno Vasco anunció a final de 2014 que va a regular la existencia de los clubes de cannabis, tal y como se recoge en el proyecto de Ley de Adicciones. Prevé además desarrollar su funcionamiento en un reglamento posterior.
Info: Cadena SER